Los mejores abogados

¿Qué habilidades y conocimientos
distinguen a un buen abogado?

Miguel Carbonell.


¿Qué es lo que hace que un abogado sea un excelente abogado? ¿en qué se distingue un abogado de primer nivel de un abogado mediocre? ¿qué rasgos y capacidades deben desarrollarse para llegar a ser un abogado eminente?
Un estudio realizado en Estados Unidos sobre las cualidades prácticas de los mejores abogados señala los siguientes aspectos:

1. Desarrollo intelectual y de conocimientos.
Los mejores abogados tienen gran capacidad de análisis y de razonamiento práctico. Son creativos e innovadores. Se enfocan en resolver problemas, no necesariamente a través del litigio, sino de la vía que piensen que es más barata y más rápida para llegar a la mejor solución para proteger los intereses de sus clientes.


2. Búsqueda de información e investigación de hechos.
Los mejores abogados saben perfectamente dónde encontrar la norma jurídica que necesitan para aplicarla a un caso concreto: son buenos en la investigación legislativa y jurisprudencial.
También se destacan por saber investigar los hechos de un caso concreto, de forma minuciosa y detallada, hasta el nivel de la obsesión a veces.
Igualmente, son excelentes a la hora de hacer cuestionamientos o realizar entrevistas a las personas involucradas en un caso concreto, ya sea dentro o fuera de la sala de audiencias de un tribunal.

3. Comunicaciones.
Los mejores abogados son excelentes en el ejercicio de la comunicación. ¿Cómo lo hacen? A través del desarrollo de su capacidad de influencia y persuasión sobre los demás, por medio de una escritura pulcra, directa, clara y perfectamente comprensible, así como gracias a la capacidad de escuchar a las otras personas (tanto a los clientes como a los jueces e incluso a las contrapartes en un juicio).

4. Planeación y organización.
La profesión jurídica se ha convertido en algo muy complejo. Se requieren grandes aptitudes organizativas y de planeación para tener éxito en su ejercicio práctico. Los mejores abogados son maestros de la planeación estratégica. Saben organizar y manejar su propio trabajo, así como el trabajo de los demás.
La planeación abarca desde cuestiones sustantivas relacionadas con los casos que están atendiendo (para lo cual deben tener muy bien organizada la agenda de audiencias, vencimiento de plazos procesales, etcétera), hasta cuestiones relativas a la administración de sus despachos (planeación financiera, nómina del personal, pagos de alquiler o de préstamos, etcétera).
La profesión jurídica, en la práctica, exige dedicar mucho tiempo a cuestiones administrativas para las cuales se debe tener una gran capacidad organizativa. Un despacho de abogados a fin de cuentas es una especie de empresa y como tal debe estar organizada y administrada.

5. Solución de conflictos.
Los buenos abogados son los que saben negociar los asuntos para poder obtener las mejores soluciones; saber negociar no es, como algunos afirman, un arte, sino una técnica y como todo tipo de técnica se puede aprender y desarrollar. También saben, los abogados destacados, que cuando una negociación no puede llegar a buen puerto –por las razones que sean- se puede abrir la puerta de un procedimiento de mediación o incluso acudir a un arbitraje. Nunca dejan de explorar todas las opciones disponibles antes de acudir a un juicio, que es la vía última de resolución de conflictos.


6. Relaciones con clientes y de negocios.
El derecho, como otras actividades que realizan los seres humanos de forma profesional, es también un negocio. Los mejores abogados hacen prosperar esa dimensión de la abogacía, por medio del desarrollo de redes de trabajo y de negocio.
Los contactos son esenciales para obtener nuevos clientes y para derivar hacia otros despachos o colegas a los clientes que nos plantean temas que no forman parte de nuestro ámbito de trabajo.
Los clientes muchas veces buscan consejos o sugerencias de los abogados para poder prevenir el surgimiento de algún problema o para tomar decisiones con la mayor seguridad que sea posible, desde el punto de vista económico y jurídico; los mejores abogados lo saben y están preparados para asesorar de forma seria y rigurosa a sus clientes.

7. Capacidad de trabajo en equipo.
Los asuntos jurídicos que valen la pena desde un punto de vista profesional suelen ser muy complejos. En muchos casos no es posible que un abogado individual pueda dar la atención debida a un asunto que reviste cierto grado de complejidad o que requiere del análisis de grandes volúmenes de información.
Para poder salir adelante se requiere de un trabajo en equipo. Los mejores abogados tienen la capacidad de evaluar los asuntos para tener una idea clara de su complejidad y decidir si, en un caso concreto, se va a requerir la participación de otros abogados o de especialistas en otras ramas del conocimiento.
En asuntos de derecho medioambiental es frecuente que se busque la asesoría de biólogos; en asuntos penales con frecuencia se requiere la asistencia de médicos, especialistas en ciencias forenses o detectives; en temas vinculados con telecomunicaciones o de derecho energético se requiere el apoyo de ingenieros; en cuestiones fiscales sin duda el apoyo de contadores es indispensable.
Hay que saber trabajar con esos profesionales, desarrollando relaciones de confianza y apoyo recíprocos que nos permitan atender con el mejor nivel posible a nuestros clientes.

8. Carácter.

No cualquiera puede ser un buen abogado, un abogado de excelencia. Además de todo lo que llevamos dicho se requiere también una cierta formación del carácter. Los rasgos de los mejores abogados son: pasión y compromiso con su profesión; diligencia en la atención de los casos que llevan; integridad y honestidad a toda prueba; buen manejo de situaciones de estrés; continua capacidad de aprendizaje, a lo largo de toda su vida profesional.

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