Abogar.
Abogar.
Miguel Carbonell.
La esencia del trabajo de un abogado, valga de la
redundancia, consiste en abogar; es decir, en presentar ideas y razones que
permitan convencer a los demás para que adopten nuestro punto de vista o para
que se conduzcan de la manera en la que nosotros queremos que se conduzcan.
Si somos eficaces en eso, podremos incrementar de forma
considerable nuestras posibilidades de tener éxito en el ejercicio profesional
de la abogacía. Si no logramos convencer a nadie de nuestros puntos de vista,
lo más probable es que nos hayamos equivocado de profesión y tengamos que
buscar horizontes en alguna otra área del mundo laboral.
Para ser capaces de abogar con éxito debemos desarrollar
nuestras capacidades de persuasión. Para hacerlo vale la pena tomar en
consideración lo siguiente:
1) Todo ejercicio de persuasión es un ejercicio antes que
nada comunicativo. En la medida en la que seamos buenos comunicando, seremos
mejores persuadiendo. Para comunicar correctamente debemos utilizar de manera
adecuada el lenguaje, debemos ser claros en lo que decimos y debemos ser
concisos, para evitar que nuestros interlocutores se aburran.
2) La persuasión se logra de muchas maneras, no solamente a
través de las palabras. Hay estudios que demuestran el impacto del llamado
“lenguaje no verbal” o “lenguaje corporal” para lograr convencer a los demás.
Los buenos abogados dominan esa forma de comunicación e influencia y la usan en
su beneficio. Esto tiene que ver con nuestras posturas corporales, ademanes,
forma de vestir, gestualidad, etcétera.
3) Las personas tienden a considerar mejor los puntos de
vista de aquellas otras personas a la que perciben como expertos en sus campos
del saber. En la medida en que contemos con un reconocimiento como
especialistas, será más fácil convencer a los demás. Una forma de lograrlo es
construir un historial de éxitos académicos y profesionales; si usted ha
obtenido diplomas por los cursos que ha tomado, no los deje en un cajón:
póngalos a la vista en su despacho, para que sus clientes actuales o
potenciales puedan saber de su preparación.
4) Por más que sepamos comunicar y que acumulemos muchos
diplomas por los cursos que hemos tomado, todo ello no servirá de nada si no
somos capaces de contar con una red de personas que nos escuchen. Para ello, es
indispensable hacer “networking estratégico”, de manera vayamos generando
interlocución con las personas a las que nos interesa convencer. No podemos
convencer a nadie si estamos solos; en la medida en que avancemos junto con los
demás y generemos una red de contactos, nuestra capacidad de influencia se va a
incrementar de manera significativa.
De modo que, para ser efectivos abogando, debemos saber
comunicar bien, cuidar nuestro lenguaje corporal, desarrollar un perfil de
expertos en nuestro ámbito profesional y crear redes de contactos para ampliar
nuestra influencia.
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